miércoles, 12 de diciembre de 2007

Acercándose...

Hay demasiado que trasciende. Ya no son ecos, son palabras que aparecen sin esperarlas y que a su paso dejan el significado que merecen, un significado que logra dar múltiples formas. Aquellas palabras son una invitación a corroborar nuestras convicciones, a tener la certeza que se debe creer en nuestra propia forma de conducir la vida y de proyectarnos.
La justicia puede volverse desequilibrante y llevar lo justo hacia el final del borde. Hay momentos en los cuales todo parece conjugarse para tratar de desplazarnos, como tratando de comprobar cuan fuerte pueden ser nuestras garras que luchan por seguir adheridas a lo que somos, a lo que hemos formado porque es en lo que creemos. Esas garras resisten, logran volver lo justo a su centro, responden con fuerza contendora, pero de todas formas se desgastan. Es aquí donde aparecen las palabras, aquellas que envuelven, retroalimentan. Ya no está en juego el evitar que otro intente sumergirte para poner a prueba tu nivel de resistencia, sino que simplemente se trata de un fluir mutuo, un acompañar verbal, un hacerse presente entre seres humanos, entre extraños, entre iguales…