viernes, 19 de octubre de 2007

Aviso: Si eres detestable, no vuelvas detestable el día de los demás

Exactamente hace una semana alguien me dijo que tuviera cuidado con quienes me rodean "por obligación". Digo obligación porque al decirme esto no se refería a mis amigos o conocidos más cercanos, sino a aquellas personas que coinciden conmigo en un mismo lugar y por circunstancias que escapan a mi voluntad. Siempre he valorado los consejos honestos, y especialmente aquellos que provienen de personas que no tendrían porqué tener algún tipo de consideración hacia mí. Pues bien, más pronto de lo pensado la advertencia cobró sentido: existen personas que sólo pueden entregar lo peor de sí mismos y que se empeñan en perjudicar a los demás, como queriendo extender en otros su propia vida miserable. No es más que eso, miseria humana. Negatividad que las excede y que tratan de traspasar a quien sea. Son como un veneno invisible que espera la oportunidad para ser inyectando en quienes por desgracia debamos llegar a su territorio. Lamentablemente esa negatividad afecta, especialmente a quienes no acostumbramos a entregar lo peor de sí mismos. Aún así, prefiero intentar olvidar y quedarme con aquellas personas que realmente valen la pena porque día a día contribuyen mejorando mi vida, y agradezco a quienes se detienen para darme un consejo sincero.