jueves, 1 de noviembre de 2007

Perderse...

Si me atrevo a desencadenar mis palabras, ¿es posible que suban para elevarse o tendré que correr hacia ellas para evitar su caída?

Las palabras parecen sobrar, necesitan desvanecerse para hacer nacer nuevos reflejos. Es tiempo de mudar de brillo, convertir los matices en transparencias para finalmente desaparecer.

Todo es incoloro, ante mis ojos nada parece existir. Creo que aún puedo percibir rastros de huellas, las huellas que quedaron al dejar libres las palabras, esas palabras que regresaron a mi cuando tuve que ir a recogerlas justo después de estrellarse.

Las palabras restantes parecen estar demasiado lejanas y elevadas. A pesar que intento alcanzarlas, mis dedos no consiguen traerlas de regreso y creo que ya es momento de contemplarlas con distancia, así tan lejanas y ajenas, tan esquivas y contrarias.

Tal vez, la próxima vez deba trazar un camino de regreso, un camino que me permita llegar hasta el cielo para recuperar lo que dejé volar. Un camino que paso a paso me permita traer de regreso lo que nunca debió ser liberado, porque nunca debió perderse...